La era del "Newsharing"

Nuevas plataformas de internet permiten y estimulan el intercambio de noticias en los usuarios y sus comunidades ¿Quién pagará por esto?


Cuando el Mp3 y el intercambio de archivos musicales entre usuarios a través de internet (fenómeno conocido como filesharing) amenazó, o al menos transformó de manera definitiva, el mercado musical, nosotros los periodistas, y la audiencia en general, tomamos partido independientemente de la legalidad: era justo, se deía, que la música circule libremente sin las ataduras impuestas por la industria, por los grandes sellos que acumulaban millones, disponían de grandes presupuestos y, para peor, homogeneizaban el gusto dejando afuera otras expresiones menores.
Bueno, amigos, ahora le llegó le tiempo al periodismo: el Newsharing (es decir, nuevos mecanismos de producción, circulación y consumo de información y noticias) está entre nosotros. Un nuevo mapa de medios o plataformas informativas promete alterar dos de las funciones básicas de los profesionales de los medios : la de quien escribe noticias (cronista) y de quienes las seleccionan, las jerarquizan las ponen a disposición de la audiencia (los editores, los propios medios).
Fenómenos como las plataformas Digg.com o Topix.net funcionan de un modo particular: es la comunidad de usuarios la que administra y organiza noticias que cada uno de los usuarios encuentra en algún medio online y decide "compartir" o "recomendar" al resto, o al menos poner en consideración. Así, todos los usuarios funcionan como editores y, dentro del llamado "periodismo ciudadano" (periodismo participativo), son cada vez más los que deciden disponer parte de su tiempo libre, ya como "hobbie" ya que como tarea comunitaria, a producir noticias.
Este fenómeno, desde ya, se inserta en las modalidades de "contenidos generados por usuarios" (U.G.C., sus siglas en inglñes) y el auge de la llamada internet 2.0 protagonizado por plataformas y redes sociales como las archidifundidas YouTbe, MySace y Flickr: videos, fotos y perfiles personales son "subidos" por cada usuario y entran a circular y reproducirse a velocidad de vértigo, por toda esa red, esas verdaderas "comunidades online".
No podemos desconocer entonces que estos nuevos medios online ganan terreno en Estados Unidos donde, tras la guerra en Irak, el periodismo de los grandes medios entró en zona de sospecha pese a sus esfuerzos por mantener independencia, ambición periodística, estándares de calidad y calores cívicos y republicanos. Dentro del Bewsharing, pues, la creación y el intercambio de informaciones y noticias se democratizan: salen del ámbito exclusivo de los "profesionales" de los los medios y se diluyen entre múltiples voces. La mirada de un puñado de expertos rentados, podría decirse, es reemplazada por la de una multitud de entendidos amateurs...
El modo de producir noticias, entonces, cambia. Es sabido que desde blogs y la ejemplar Wikipedia (una enciclopedia online alimentada de modo comunitario) en adelante, los opúsculos informativos dejaron de ser piezas inulaterales: ahora pueden ser comentados, enriquecidos, dementidos, modificados por los usuarios. Pero, además, el modo en que estas informaciones son consumidas (¿quién no ojea el ranking de Las Mas Leídas al leer un diario online?) también se altera: el packaging (¿que son sino los títulos y los epígrafes), la ubicación 8está comprobado que la configuraciones de una site condiciona nuestra lectura) y el control de calidad (un debate incesante alrededor de los blogs). Esa consideración de la información con los atributos de una mercancía más es uno de lso temas del newsharing. El otro, sin duda, es quién pagará esto: mientras la audiencia se anima a participar y se acostumbra a que las noticias sena gratis, la estructura tradicional de costos e ingresos se modifica para dejar asuntos profundos y ambiciosos fuera del alcance de lo "noticiable" por demasiado costosos e impone creatividad y audacia a la hora de generar ingresos.

Noticia extraída de la revista "BRANDO"